Todo el mundo parecía muy entretenido a mi alrededor: unos con su fútbol, otros con sus series y otros con su política. Y yo tan aburrido. Y me puse a pensar en qué podía hacer con mi tiempo libre, a mí que no me va el deporte, que la política me aburre y que está harto de los culebrones esos que ahora ve todo el mundo. ¿Y por qué no hago algo totalmente diferente? Ponerme un reto inesperado, a ver si soy capaz de lograrlo.

Parece que yo solo me entretengo si estoy con algo diferente a lo que la gente espera de mí. ¿Y si aprendo como coser la cinta fruncidora en cortinas? No es algo que me quede tan lejano porque tanto mi madre como mi hermana siempre han sido muy hábiles con la aguja. Yo me cansé de verlas trabajar cuando era pequeño en casa. Pero como era un ‘chico’ debía interesarme por otros temas… aunque aquello me llamaba mucho la atención.

Así que ahora, muchos años después, voy a reabrir esa caja de costura que me regaló mi madre una vez y me voy a aprender como coser la cinta fruncidora en cortinas. Y es que me hace falta, eso y otras cosas que tengo pendientes en casa y que siempre esperan un momento propicio. Pues el momento ha llegado.

Porque la cuestión es quejarse siempre un poco. Los que no tienen tiempo, porque tienen muchas cosas pendientes, y los que lo tenemos porque nos aburrimos y no sabemos qué hacer con él. Lo bueno de la confección y la decoración es que necesitas paciencia. Es un arte que no se concibe deprisa y corriendo como es la tónica en otros ámbitos. Aquí hay que pensar con tranquilidad y hacer las cosas con mimo. 

Así lo hacía mi madre y mi hermana, que a veces pasaban horas una en frente de la otra hablando de esto y de lo otro, mientras le daban a la aguja. Como yo vivo solo, no tengo nadie con quién hablar mientras coso, pero me relaja un montón y aprovecho para poner música, otra afición que tampoco me aburre.