Después de vivir mucho tiempo en una gran ciudad, me tuve que trasladar por motivos de trabajo a una pequeña población de provincias. Al principio, pensaba que sería solo para unos meses (eso me habían prometido en la empresa), pero a la postre el traslado fue mucho más largo… Me costó muchísimo adaptarme. Todo era diferente. Las primeras semanas me deprimí mucho: nunca me había sentido así.

Para alguien como yo acostumbrado al ruido, al humo de los coches y a la velocidad vertiginosa del metro, escuchar el trinar de los pájaros todas las mañanas debía haber sido algo agradable, pero no lo fue. Me sentía fuera de sitio y, para colmo, no conocía a nadie, hasta el trabajo era diferente a lo que había hecho hasta ese momento.

Todo cambió gracias a un vecino con el coincidí tomando un café. Surgió la típica conversación sobre trabajo y él me dijo que estaba prejubilado por un accidente laboral que había tenido en la mina y que ahora se dedicaba al Voluntariado pacientes de cáncer y familias. Me pareció curioso, pero no le di más importancia. La vida de aquel señor parecía estar a una distancia inmensa de la mía. Pero cuando me preguntó si quería ayudarle a él y a su asociación, me sorprendí a mí mismo diciendo: “vale”.

¿Qué me llevó a meterme en algo tan extraño para mí? Muchos que me conocen me han acusado de individualista y de un poco egoísta. Tal vez fue por llevar la contraria, la soledad o el trinar de los pájaros, pero a la semana siguiente me presenté un domingo en casa de mi vecino para que me presentara a otros miembros de la asociación de Voluntariado pacientes de cáncer y familias.

A mi ego le duele admitirlo, pero tuve una especie de epifanía con aquellas personas. Logré olvidarme del trabajo, de que estaba a muchos kilómetros de lo que yo consideraba mi casa, y dejé de echar de menos el metro y las prisas. Cuando ayudaba a una familia con dificultades a causa del cáncer llegaba a casa pletórico: la depresión desapareció. Y cuando en la empresa me ofrecieron volver a la capital, dije que no, que me quedaba allí.