Siempre he sido consciente de que uno de mis grandes problemas es que tengo demasiada vergüenza. Soy demasiado tímido y suelo evitar determinadas situaciones si creo que puedo sentirme avergonzado, sobre todo eventos públicos y cosas así. Aunque una de las cosas “buenas” de este exceso de vergüenza es que no necesito que nadie me diga los defectos que tengo, ya los percibo yo, a veces dándoles demasiada importancia. 

En este sentido, desde hace un tiempo he notado que tengo un mal sabor de boca que supone mal aliento, lo que se conoce como halitosis. Alguna persona de confianza me ha dicho que no se nota “tanto” como yo creo, pero algo se debe notar. Por suerte, digamos que no tengo que hablar con mucha gente en mi trabajo y tampoco es algo que me genere demasiados problemas “sociales”. Pero lo cierto es que el mal aliento no es solo algo que puede suscitar vergüenza, sino algo que puede deberse a alguna enfermedad. Por eso, me traté de quitar la vergüenza y acudí a la clínica dental bahillo.

Y es que ya había leído por internet que una de las principales razones de la halitosis son los problemas periodontales, a menudo vinculados con temas de las encías como la gingivitis o la periodontitis. Pero lo mejor para aclarar dudas es ir al dentista. Debo decir que no me hacía mucha gracia  acudir para esto. Es curioso, porque a casi nadie le da vergüenza ir al dentista por una caries, pero lo del tema del mal aliento sí que supone un poco de reparo. Parece como si uno no se lavase los dientes y por eso tuviese mal aliento, cuando a menudo no tiene nada que ver, sobre todo si no se trata de un mal aliento puntual, como era mi caso.

La cuestión es que, efectivamente, en la clínica dental bahillo vieron que el problema podía venir de una gingivitis que ya me venía dando quebraderos de cabeza desde hacía tiempo. Y la solución para el mal aliento pasaba por resolver la gingivitis antes de probar otras cosas.