No me costó encontrar trabajo tras terminar Enfermería, pero tras el primer año supe que quería hacer algo diferente dentro de mi profesión. Entré a trabajar por mediación de una amiga en una clínica de medicina estética, pero no era el ámbito que a mí me atraía. Lo respeto, por supuesto, pero yo necesitaba sentirme más útil.

Cuando apareció una oferta para trabajar en la clínica MD Anderson de Madrid busqué información sobre ella y me quedé impresionada. Está vinculada al importante MD Anderson Cancer Center de Houston, a su vez relacionado con la universidad de esta ciudad tejana: en suma, toda una institución en la lucha contra el cáncer que desde el año 2000 está en Madrid.

No iba a ser fácil conseguir el puesto de trabajo en esta clínica, pero estaba decidida a ir lo más preparada posible. Aunque no tenía experiencia laboral directa en tratar con enfermos de cáncer, sí que tenía experiencia familiar. Pero sobre todo era exactamente el ámbito en el que quería desarrollar mi carrera profesional, el lugar en el que más motivada me iba a sentir.

Creo que en la entrevista impresionaron dos cosas: mi determinación para conseguir el trabajo y mi conocimiento sobre md Anderson a pesar de no haber trabajado allí. Cuando, sin preguntármelo, hablé sobre el código ético de la clínica me sentí bien porque considero di en el clavo con lo que estaban buscando. Y es que no puedo estar más de acuerdo con los diez puntos de su código ético.

Para mí trabajar en un sector como la atención y el cuidado de pacientes con enfermedades graves supone algo más que 40 horas a la semana y cobrar al final de cada mes: es una forma de vida en la que te pones al servicio de personas que necesitan toda la ayuda que les puedas dar.

Al tener también formación en Psicología, no cabe duda de que mi perfil se adaptó bien a lo que buscaba la clínica y, finalmente, conseguí el trabajo. Llevo ya dos años trabajando aquí y puedo decir que he encontrado donde sentirme realmente útil.