Cuando vas a abrir un negocio de cara al público todos los detalles son importantes. Tienes que tener claro qué tipo de público quieres atraer a tu establecimiento teniendo en cuenta diferentes factores: edad, gustos, nivel económico etc.
Para conseguir transmitir esta imagen lo mejor es ponerse en manos de un experto en interiorismo que cree el espacio perfecto para gustar al perfil de cliente al que se dirige tu establecimiento.
Detalles como este son básicos para que un negocio tenga éxito. Y es que hay determinados establecimientos que de por sí atraen a un tipo de cliente determinado, pero otros no son tan evidentes y necesitan del apoyo de una imagen concreta para conseguir llamar al público potencial. Hablamos de comercios en general, peluquerías y otros establecimientos que pueden ir orientados al público en general, pero también a un sector muy concreto.
Imagina una peluquería especializada en cortes de pelo alternativos y muy radicales pero que su aspecto es el de cualquier otra peluquería de barrio. ¿No crearía confusión y atraería a un público en general que no es lo que se está buscando?
Otro buen ejemplo lo tenemos en los comercios de ropa. Hay tiendas que fracasan porque la imagen que transmiten y el tipo de ropa que finalmente venden no se corresponde. Es el caso de tiendas que tienen aspecto de boutiques de lujo. El escaparate es minimalista, solo muestra una o dos prendas y sin precios y el interior es pretendidamente lujoso. ¿Qué imagen estará transmitiendo? Pues la de una tienda de ropa muy cara, por lo que quién busca prendas de diario no entrará a ver qué tienen.
Si realmente lo que venden en el interior es ropa de diario, económica y a buen precio, no estarán conectando con su tipo de público. Y quién entre para comprar ropa de firma y se encuentre con lo que realmente se ofrezcan, se irá defraudado porque no obtendrá lo que iba buscando.
Un buen diseño puede ayudar a remontar el negocio dándole otro enfoque a los escaparates, resaltando los precios de la ropa y cambiando la decoración del interior por algo más juvenil y desenfadado que no intimide al cliente que quiere entrar a buscar algo barato. Así, solo con ver el escaparate y el exterior de la tienda, la gente sabrá qué se vende realmente y no habrá equívocos que hagan que el negocio pueda irse a pique en muy poco tiempo.