Para mucha gente los desayunos son la parte más importante del día, sobre todo los fines de semana en los que la gente suele levantarse más tarde de lo que se levantan durante el resto de la semana, se levantan para prepararse el desayuno más copioso de toda la semana, en el cual se preparan el café recién hecho, se comen unos croisants que se compraron especialmente para ese momento y les encanta Untar mantequilla en las tostadas que después se van a comer con gusto.

 

Pero los desayunos que nos preparamos en casa no son nada con los desayunos que nos ofrecen cuando vamos a algún hotel, allí puedes escoger entre un montón de cosas las cuales en casa no disponemos de ellas, y ya que estamos un día es un día y nos gusta comernos todo lo que podemos sin pasarnos tampoco, pero es cierto que comemos mucho más de lo que hubiésemos comido en casa para desayunar, además hay mucha más variedad, por ejemplo en los zumos, por norma general en una casa normal disponemos de zumo de naranja como mucho, pero en un desayuno de un hotel puedes escoger entre varios zumos diferentes y pasa lo mismo con la bollería.

 

Menos mal que no somos americanos, porque si no nos lo comeríamos todo lo que nos preparasen, porque con los desayunos que se toman los americanos salen de casa por las mañanas comidos, para qué van a parar a comer al mediodía si ya se han llenado la barriga en el desayuno con un montón de alimentos que en otros sitios no estamos acostumbrados a tomar en el desayuno, pero supongo que eso va con cada cultura, aunque si a mí me preparan un desayuno tan completo como el de los americanos, me lo tomaría encantado, el problema es que nadie me va a preparar el desayuno, entonces me voy a tener que quedar con las ganas.

 

Aún así, da gusto levantarse para poder desayunar a gusto, aunque no tan a gusto como lo hacen los americanos. Quien fuese americano aunque solo fuese para desayunar como ellos.