La falta de eficiencia energética es una de las mayores debilidades del parque inmobiliario español. Para subsanar las humedades, filtraciones de aire y problemas de condensación, cada vez más propietarios invierten en aislamiento insuflado A Coruña o adoptan otras medidas encaminadas a optimizar la envolvente de su vivienda.  

Como es lógico, ciertas edificaciones están más «necesitadas» de esta medida. La aparición de manchas de humedad con la calefacción encendida, por ejemplo, es un signo evidente de que el hogar carece de un aislamiento adecuado. El fenómeno de la condensación afecta sobre todo a las paredes, que pasado el tiempo llegan a oscurecerse por efecto del moho.

La condensación del agua también deja su «huella» en el cristal de puertas, ventanas y otras superficies. Para resistir el paso del calor y el frío, estos elementos deben fabricarse en aluminio o PVC de alta calidad y disponer de doble o triple acristalamiento, entre otras prestaciones. De lo contrario, se empañarán regularmente, revelando con ello la presencia de filtraciones.

La imposibilidad de mantener el confort térmico en la vivienda es otra señal ineludible de que posee un aislamiento térmico y acústico insuficiente. Aunque las fluctuaciones en el termómetro son naturales a lo largo del día, una caída excesiva de las temperaturas debe interpretarse como una mala señal.

El tráfico rodado, el griterío de los vecinos y otros ruidos externos pueden invadir la cotidianidad de los hogares con un aislamiento deficiente. La falta de silencio ha demostrado perjudicar el bienestar físico y emocional del ser humano, por lo que se recomienda solventar este problema con la mayor brevedad.

En casos más graves, la edificación sufrirá goteras y filtraciones de aire, síntomas claros de que la envolvente térmica está en malas condiciones: cubiertas deterioradas, muros con grietas y otros daños, etcétera. Además de resultar antiestéticos, estos desperfectos producen disconfort térmico y aumentan el gasto de electricidad de forma significativa.