Pese al riesgo de incendio y otras consecuencias negativas, la falta de limpieza de fincas rústicas Galicia es todavía una cuenta pendiente. Miles de propietarios han sido advertidos en La Coruña y otros municipios de esta CC.AA por abandono de sus parcelas. Mantenerlas en un estado óptimo y seguro es una responsabilidad legal.

La legislación de Galicia y otras comunidades autónomas establece que los propietarios, arrendatarios o usufructuarios de fincas y parcelas tienen obligación de limpiarlas y cuidarlas de forma periódica. Si el ayuntamiento que corresponda percibe negligencia en el cumplimiento de estas funciones, se arroga el derecho de ordenar su limpieza y descargar en el titular del terreno los gastos relacionados, sin mencionar las sanciones de hasta tres mil euros que contempla la ley.

El mantenimiento de fincas es inevitable cuando se produce un exceso de vegetación. Este desarrollo sin control de hierbas, arbustos y árboles propicia la acumulación de material susceptible de generar incendios forestales. Además de acometer una poda y desbrozado en los terrenos, deberán aplicarse herbicidas y tomarse otras medidas oportunas.

La eliminación de estos residuos, compuestos mayoritariamente por hojarasca y ramas, debe hacerse en el punto limpio más cercano. Amontonar y quemar los rastrojos es una medida que no solo pertenece a otros tiempos, sino que se castiga severamente conforme a la actual Ley de Residuos y Suelos.

Además, tan importante como limpiar y adaptar la finca a la legislación vigente. Las especies pirófitas, por ejemplo, están duramente perseguidas. Así, en ciertas CC.AA se prohíbe que acacias o eucaliptos permanezcan en los primeros cincuenta metros de áreas habitadas.

La seguridad, en definitiva, está en el espíritu de estas leyes y obligaciones. El pasado año se perdieron cerca de noventa mil hectáreas a manos del fuego. Se estima que una parte de ellas habría podido salvarse con una limpieza más exhaustiva de los terrenos privados y públicos.